no acordarme más de ti, engañarme, como solo yo tan bien se hacerlo, arrancarme tu olor de la piel romper tu mirada fácilmente como rompí tus notas y nunca nunca jamás escribirte. Mis manos reposan en la copa de vino que poco a poco se me lleva, entre el humo del tabaco, y unos dedos invisibles que intolerables van pulsando las teclas contándote lo que no escribo.
La promesa de *no más*, cuando al amante pretende llegar, necesita mucho más que las palabras, necesita de esa misma decisión -que alguna vez la impulsó sobre sus temores a los brazos de quien la rendía por amor- para que ahora rompa las cadenas que sola se impuso, jurándole al amado en el momento vital... olvidar el rincón donde aventó las llaves.
Lita:
ResponderEliminarLa promesa de *no más*, cuando al amante pretende llegar, necesita mucho más que las palabras, necesita de esa misma decisión -que alguna vez la impulsó sobre sus temores a los brazos de quien la rendía por amor- para que ahora rompa las cadenas que sola se impuso, jurándole al amado en el momento vital... olvidar el rincón donde aventó las llaves.
Siempre espléndida en el regalo de tu decir.
Un abrazo Lita.